Las legumbres, como el poroto, son una fuente vital de producción y comercio en el noroeste argentino, particularmente en la provincia de Salta. Esta región, con profundas raíces históricas y culturales, se beneficia de condiciones climáticas y de suelo ideales para su cultivo. Si bien Salta lidera la producción, también se cultiva en Jujuy, Santiago del Estero, Catamarca y Tucumán.
La industrialización de estas legumbres es relativamente básica, enfocándose principalmente en la selección por tamaño y color, y en algunos casos, en el abrillantamiento. La mayoría de las plantas procesadoras se encuentran en las provincias mencionadas, con una menor proporción distribuida en otras áreas del país. Solo una pequeña parte de la producción se transforma en productos como conservas, pastas o presentaciones en frascos, destinadas casi exclusivamente al mercado interno.
A nivel global, los porotos secos se cultivan en todos los continentes, con rendimientos muy variables. En 2005, la producción mundial alcanzó aproximadamente 22 millones de hectáreas, con un total de 16 millones de toneladas. Asia lidera con un 50%, seguida por América con un 35%, África con un 12% y Europa con un 3%. Aunque Argentina ha experimentado una ligera disminución en la producción debido a factores climáticos y la expansión de la soja, sigue siendo un actor clave, especialmente en el mercado de porotos alubia (frijoles blancos).
En América, países como Brasil, México, Estados Unidos, Canadá y Argentina son productores significativos. Argentina juega un papel crucial, destacándose por la calidad reconocida de su poroto alubia. Myanmar, China, Estados Unidos, Argentina y Canadá son los principales exportadores de porotos secos a nivel mundial. A pesar de su bajo consumo interno de legumbres, Argentina se ha consolidado como un exportador clave, particularmente en el segmento del poroto alubia.
Argentina se ha establecido como un jugador prominente en el mercado internacional de porotos, exportando una diversidad de variedades que satisfacen una amplia gama de gustos y necesidades culinarias en todo el mundo. Entre estas, el poroto alubia es especialmente valorado por su calidad superior, posicionando a Argentina como un formador de precios en este segmento. Además, el país es un exportador significativo de poroto negro, así como de variedades coloridas como el colorado común y el Cranberry.
Estos productos, reconocidos por su sabor distintivo y su calidad, han encontrado un mercado favorable en países de varios continentes, con Brasil, Venezuela, Portugal, Italia, España y Francia como algunos de los principales destinos. Estas naciones valoran no solo la calidad de los porotos argentinos, sino también la consistencia y la fiabilidad que Argentina ofrece como proveedor.
La demanda en estos países abarca desde el poroto alubia, muy solicitado en Europa por su versatilidad culinaria, hasta el poroto negro, preferido en Brasil y otros países latinoamericanos por su papel esencial en su cocina tradicional. La exportación de estas legumbres no solo representa un importante ingreso económico para Argentina, sino también una oportunidad para consolidar su reputación como un país líder en la producción de alimentos de alta calidad. Este éxito exportador refleja el compromiso de Argentina con la excelencia en la agricultura y su capacidad para adaptarse a las preferencias y necesidades de un mercado global diverso, lo que posiciona al país como un actor clave en el comercio mundial de legumbres.
A pesar de su bajo consumo interno de legumbres, Argentina se ha convertido en un exportador clave, especialmente en el segmento del poroto alubia.
En el ámbito del mejoramiento genético, investigadores del INTA Salta han desarrollado la variedad “Cegro INTA” de poroto negro, destacada por sus superiores características culinarias. Este trabajo forma parte de un programa más amplio que busca mejorar el rendimiento, la adaptación a condiciones climáticas cambiantes y satisfacer las demandas del mercado. La nueva variedad Cegro INTA se caracteriza por su alta densidad y cantidad de sedimento, ideal para la preparación de caldos.
La ascensión del poroto alubia argentino en el comercio mundial no es solo un testimonio de la calidad agrícola del país, sino también de su habilidad para adaptarse y responder a las demandas globales. Además, este desarrollo se enmarca en un esfuerzo más amplio por incrementar el consumo interno de legumbres en Argentina, donde el consumo es significativamente más bajo que el promedio mundial. Así, queda demostrado que la innovación y el compromiso con la calidad pueden converger para posicionar a un país como un líder indiscutible en el comercio agrícola global.