La transformación del agro en Tucumán: historia, territorio y desafíos

agro Tucumán

La provincia de Tucumán ha experimentado una metamorfosis en el agro que excede los simples cambios de cultivos o técnicas. Lo que comenzó como una economía cerealera con foco en maíz y trigo devino, con el correr del siglo XX, en un esquema de monocultivo centrado en la caña de azúcar, para luego diversificarse hacia una matriz compleja de oleaginosas, frutales y cultivos industriales, afectada por las fuerzas del mercado global, la intervención estatal y, más recientemente, el cambio climático.

Un siglo XIX de cereales, trenes y oportunidades

A fines del siglo XIX, Tucumán se consolidaba como una de las provincias más activas en producción cerealera. El arribo del ferrocarril en 1876 no solo conectó la provincia con los centros urbanos y los puertos, sino que modificó profundamente la lógica de producción y comercialización. Cultivos como el maíz y el trigo se expandieron sobre 38.000 hectáreas hacia 1875. Sin embargo, la política arancelaria favorable al azúcar y la presión de actores económicos poderosos marcarían un rumbo nuevo.

La caña de azúcar, inicialmente marginal, se extendió aceleradamente desde 1.500 hectáreas a fines del siglo XIX hasta más de 118.000 hectáreas en 1930. Ingenios como los de Famaillá, Monteros y Cruz Alta lideraron esta transformación. Surgió un sistema de colonato que alteró la relación de los pequeños productores con la tierra, dependiendo ahora de la demanda de caña por parte de las fábricas.

agro Tucumán tucumano

Durante buena parte del siglo XX, la caña de azúcar dominó el paisaje y la economía de la provincia. Pero su dependencia del mercado interno, su vulnerabilidad frente a crisis de sobreproducción y la aparición de sustitutos como la remolacha o los edulcorantes provocaron ciclos de expansión y caída. La crisis de 1966 fue emblemática: cierre de ingenios, desempleo masivo y una necesidad imperiosa de reconvertir la matriz productiva.

A partir de allí, el Estado implementó políticas de estímulo a la diversificación agrícola. El cultivo de limones comenzó a cobrar protagonismo, así como también los granos y, más tarde, la soja transgénica. Esto abrió paso a un nuevo capítulo.

La frontera agraria se corre: soja, limón y un nuevo paradigma

Desde la década del setenta, la frontera agrícola tucumana avanzó hacia el este y el sur. Incentivos fiscales, disponibilidad de tierras y una mejora en las precipitaciones anuales generaron un contexto propicio para la incorporación de la soja como cultivo estrella. La aparición de variedades resistentes al glifosato y la adopción de la siembra directa consolidaron esta tendencia, transformando incluso departamentos históricamente cañeros en zonas de oleaginosas.

En paralelo, la industria del limón se convirtió en un polo de desarrollo internacional. Tucumán pasó a concentrar más del 80% de la producción nacional de limones, y sus derivados como aceites esenciales o jugos concentrados se convirtieron en bienes de exportación competitivos. Sin embargo, este crecimiento no fue inocuo: el capital extranjero ganó terreno en la industria citrícola y muchas pequeñas explotaciones fueron absorbidas o desplazadas.

La transformación productiva también alteró las relaciones sociales y las formas de tenencia de la tierra. A la par del crecimiento de grandes explotaciones empresariales, muchas familias campesinas fueron empujadas fuera del sistema. La concentración de tierras, la presión del agronegocio y la dependencia de mercados volátiles profundizaron desigualdades estructurales que aún persisten.

Por otra parte, la expansión agrícola se hizo en detrimento de áreas naturales o marginales. La deforestación, la pérdida de biodiversidad y el uso intensivo de agroquímicos generaron impactos ambientales cuya gestión aún está pendiente.

Sequías, lluvias extremas, heladas tardías y variaciones en los patrones de humedad han afectado los cultivos tradicionales y empujado a productores a adoptar prácticas más resilientes. El Plan Hídrico Estratégico, lanzado en 2021, busca ordenar el uso del agua en cuencas críticas como las de los ríos Marapa y San Francisco, pero su implementación aún presenta desafíos.

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La sostenibilidad, más que una palabra de moda, se ha vuelto una necesidad urgente. El uso eficiente de los suelos, la rotación de cultivos, la agricultura regenerativa y la incorporación de tecnologías como la teledetección o la automatización del riego son claves en este contexto.

¿Hacia dónde va el agro tucumano?

Hoy Tucumán se debate entre mantener su rol protagónico en la producción de azúcar y cítricos o avanzar hacia un modelo más diversificado, sostenible y territorialmente equilibrado de agro. La experiencia muestra que depender de un solo cultivo o de un solo mercado puede tener consecuencias estructurales profundas. En cambio, una matriz productiva más diversa y articulada con la ciencia, la tecnología y las comunidades locales puede ofrecer una vía más resiliente y equitativa.

El agro en Tucumán es, sin dudas, uno de los pilares de la economía provincial. Pero también es un espejo de las tensiones históricas entre tradición e innovación, entre monocultivo y biodiversidad, entre capital concentrado y producción familiar. La historia ofrece lecciones, pero el futuro todavía está abierto.

Grupo Ruiz - Tucumán

Grupo Ruiz Tucuman un portal de información agraría y de negocios desde Argentina en la Provincia de Tucumán