En un contexto de creciente demanda global por alimentos saludables, Argentina se destaca como uno de los principales proveedores de legumbres. Entre ellas, el poroto alubia ocupa un lugar de privilegio: su calidad, textura y versatilidad culinaria lo han posicionado como uno de los productos más valorados en mercados como Europa, América Latina y Asia.
Según información publicada por Paramérica SA, Argentina ha consolidado su liderazgo en el comercio mundial de porotos alubia. Este tipo de legumbre blanca es especialmente demandado en países como Italia, España, Portugal y Francia, donde forma parte de platos tradicionales y de una gastronomía que privilegia la calidad y la trazabilidad de los alimentos.
A nivel internacional, Argentina se ubica entre los cinco mayores exportadores de porotos secos, junto a países como China, Estados Unidos, Myanmar y Canadá. Aunque su consumo interno es limitado, el país exporta cerca del 95% de su producción, transformando a las legumbres en un rubro clave para la balanza comercial agroindustrial.
El poroto alubia argentino es considerado un “formador de precios” en los mercados de referencia. Esta condición no es casual: se basa en una producción consistente, de calidad homogénea, y en una logística exportadora que ha sabido adaptarse a las exigencias internacionales. Además, el prestigio de la legumbre argentina se ha consolidado en ferias internacionales, donde es reconocida por su aspecto visual, su cocción pareja y su sabor.
En términos de producción, las provincias de Salta, Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero y Catamarca lideran el cultivo. Aunque la superficie sembrada ha sufrido leves retrocesos frente al avance de la soja, las mejoras tecnológicas y genéticas han permitido sostener los volúmenes y la calidad exportable. El INTA, junto a empresas privadas, ha desarrollado variedades que no sólo rinden más, sino que también resisten mejor el estrés hídrico y las enfermedades.
Entre las características que más se valoran en el poroto alubia argentino se encuentran su color uniforme, su textura blanda tras la cocción y su buena conservación postcosecha. Estas cualidades hacen que sea ideal para conservas, pastas vegetales y preparaciones gourmet. El producto argentino no solo se vende a granel, sino también en presentaciones con valor agregado que ganan espacio en góndolas internacionales. Las empresas argentinas están incursionando en productos precocidos, preparados envasados al vacío y líneas gourmet, lo cual abre nuevas oportunidades.
A nivel de destinos, Europa es el mercado más consolidado. Italia, por ejemplo, importa grandes volúmenes para su industria alimentaria, mientras que España y Portugal lo consumen tanto en restauración como en hogares. En América, Brasil es otro destino clave, y en Asia crece el interés por este tipo de legumbres como alternativa proteica. Además, mercados como Japón, Corea del Sur y Emiratos Árabes Unidos comienzan a explorar esta opción en el marco de una dieta más sostenible.
Esta proyección internacional está sostenida por una estrategia comercial sólida. Las empresas exportadoras argentinas han invertido en certificaciones de calidad, buenas prácticas agrícolas, trazabilidad y relaciones estables con clientes del exterior. Esto permite no solo vender, sino fidelizar mercados exigentes y diversificar destinos ante eventuales fluctuaciones geopolíticas.
En paralelo, los organismos públicos como el INTA y el SENASA acompañan este proceso, aportando innovación genética, control sanitario y asistencia técnica. Este ecosistema productivo-comercial es el que ha permitido a Argentina no solo competir, sino liderar en un segmento muy específico pero de alto valor estratégico.
Además, el crecimiento de las exportaciones ha estimulado el desarrollo de infraestructura portuaria y logística, especialmente en el norte argentino, donde se concentran gran parte de las plantas procesadoras y acopiadoras de poroto alubia. Esta mejora en la conectividad favorece también a otros productos regionales y genera una sinergia positiva para el comercio exterior argentino.
Con un escenario global cada vez más enfocado en proteínas vegetales, y con consumidores que demandan alimentos sanos, sostenibles y éticos, las legumbres argentinas tienen todo para seguir creciendo. El poroto alubia, por su calidad y reconocimiento, encabeza esa avanzada exportadora.
Queda por delante el desafío de mejorar el consumo interno, tal como sugieren las campañas de salud pública y las recomendaciones de organismos internacionales. Pero a nivel externo, el poroto alubia argentino ya es sinónimo de excelencia. La continuidad de esta senda dependerá de seguir invirtiendo en investigación, de abrir nuevos mercados y de garantizar prácticas agrícolas responsables que consoliden a la Argentina como potencia alimentaria en un mundo cada vez más exigente.
Además, existe un horizonte favorable para alianzas comerciales estratégicas con bloques como la Unión Europea y Asia Oriental, que buscan socios confiables para el abastecimiento de proteínas vegetales. La posibilidad de generar un acuerdo de cooperación científica y comercial en torno a las legumbres argentinas podría traducirse en inversiones, transferencia tecnológica y acceso preferencial a mercados. Todo esto potenciaría aún más el liderazgo argentino en el comercio internacional de porotos alubia.